ARTÍCULO DE INFORMACIÓN
Hace un tiempo pensé que éramos muy fatalistas para sentirnos mal siendo peruanos; y yo decía que todo es relativo, que pese a ver a Perú perder en futbol todos los años, escuchar que "sólo le ganamos a Haití en educación" e inferir que somos unos "cholos feos, brutos y pobres", teníamos a Cristal para apaciguar las penas, nuestra cocina riquísima, Acurio, Mulanovich, el voley y Machu Picchu; pensé que con eso nos bastaba para ser una nación feliz. Pero me di cuenta de que ni siquiera somos felices. Para mi, el objetivo del ser humano en esta vida es ser feliz; quien tiene todo lo mejor pero no es feliz, entonces no tiene nada. Muy aparte de saber que eramos pobres en educación y en sí un país subdesarrollado, lo que me alarmó fue que somos el país menos feliz de Latinoamérica después de Paraguay.
Hace un tiempo pensé que éramos muy fatalistas para sentirnos mal siendo peruanos; y yo decía que todo es relativo, que pese a ver a Perú perder en futbol todos los años, escuchar que "sólo le ganamos a Haití en educación" e inferir que somos unos "cholos feos, brutos y pobres", teníamos a Cristal para apaciguar las penas, nuestra cocina riquísima, Acurio, Mulanovich, el voley y Machu Picchu; pensé que con eso nos bastaba para ser una nación feliz. Pero me di cuenta de que ni siquiera somos felices. Para mi, el objetivo del ser humano en esta vida es ser feliz; quien tiene todo lo mejor pero no es feliz, entonces no tiene nada. Muy aparte de saber que eramos pobres en educación y en sí un país subdesarrollado, lo que me alarmó fue que somos el país menos feliz de Latinoamérica después de Paraguay.
Estudio de Jorge Yamamoto |
Bajos en Educación
Según la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OECD), Perú está en el puesto 64 de 70 en educación, es decir, muy por debajo de la media. Los tests del Programa para la Evaluación Internacional de los Estudiantes (PISA) de la OECD evalúan el nivel de educación en los países, es decir si los jóvenes (16 años) de un país están bien preparados para desempeñarse en el contexto socio-económico global actual, con base en sus conocimientos y habilidades en tres áreas: Ciencias, Matemáticas y Lectura.
La educación es un buen indicador de desarrollo social y calidad de vida (Eurostat, 2013); además, bajo ciertas circunstancias, puede ser un buen predictor de bienestar (Crocker, 2002). Pero este tema debe discutirse en un ensayo aparte. Entonces, volviendo al tema, se ha probado que la educación adecuada y contextualizada es importante para el desarrollo saludable de un país y que sin educación estamos destinados a fracasar en nuestra adaptación (supervivencia óptima) como nación y como especie. Es decir, ya podemos ir prediciendo nuestro destino como nación si seguimos el camino de siempre en cuanto a formación educativa. Por ejemplo, de manera aleatoria, se me ocurre que seguimos dando énfasis a la Guerra del Pacífico, el sistema de castas de la colonia, la tabla del 6 y el caballo negro o azul de San Martín de Porres.
Bajos en Cultura
A diferencia de la Educación, no hay medios objetivos y estandarizados para medir el nivel de cultura, ya que esta es más bien relativa (subjetiva). Sin embargo, se puede tener indicadores de si la cultura de un país es saludable para sus habitantes o destructiva para ellos. Pero antes de continuar, debemos definir cultura. En palabras simples, es la forma común de pensar, sentir y comportarse de un grupo social determinado (ver compilación de Spencer-Oatey, 2012). De esto es fácil inferir que la cultura es un factor determinante en el bienestar de un grupo de personas (e.g. un país) y su manera de funcionar como órgano social (Diener, Oishi & Lucas, 2003; Yamamoto & Feijoo, 2007). Si la cultura no es funcional ni promueve el bienestar entonces, hablando a secas, existe "algo malo" en ella. Gracias a la ciencia, existen diversos indicadores que nos pueden dar luz roja acerca de una cultura y su buen o mal impacto en un grupo humano. Estos indicadores son innumerables; sin embargo, existen algunos más relevantes que otros para el bienestar de la gente y merecen mayor atención de los especialistas.
Por ejemplo, un país cuya gente tiende a pensar que posee más cosas negativas que positivas como grupo social, probablemente tenga una baja autoestima colectiva como en caso de Perú (Espinosa, 2010) y por tanto tienda a sentirse mal. Asimismo, en cuanto a patrones de personalidad colectiva, el peruano limeño tiende a ser predominantemente egoísta, envidioso y chismoso en comparación con el peruano provinciano (Véase estudio Yamamoto, 2014, sobre la identidad peruana). Lo terrible es que el sueño limeño (ser exitoso a costa de los buenos valores) sigue vigente en las provincias; y hasta en la última punta del cerro o el árbol más alejado de la sabana, todos quieren alimeñarse. Esto, a largo plazo puede generar una pandemia psico-social en el país y volverse autodestructiva.
Bajos en Bienestar subjetivo (Felicidad)
Finalmente, se tiene el bienestar subjetivo o felicidad, como fin último. El ser humano está en este mundo para ser feliz y serlo por la mayoría del tiempo en su vida. No tiene sentido haber desarrollado una infinidad de aspectos de nuestra existencia o haber acumulado bienes cuando no estamos satisfechos con nuestras propias vidas. Algunos grupos humanos son más felices que otros, esto es un hecho innegable. Se recalca: Hay familias, colleras, hermandades, tribus, países que son más felices que otros. A propósito, según el Happy Planet Index, Perú es un país que puntúa muy bajo en bienestar subjetivo en relación con sus países hermanos de Sudamérica. Es el único área en el mapa, junto a Paraguay, que figura en amarillo, mientras los otros en verde. Pese a nuestra tan mencionada riqueza en la literatura tradicional, no somos gente feliz. Existen varias explicaciones para esto, y algunas pueden radicar en nuestra cultura y nuestra educación.
Happy Planet Index |
La cultura y la educación influyen en el bienestar subjetivo
Como se mencionó, la cultura tiene un rol determinante en el bienestar subjetivo ¿De qué vale tener a Machu Picchu y todo el legado incaico cuando no lo valoramos realmente (hasta los mismos cuzqueños -con mucho respeto- son los más insatisfechos del país; Yamamoto 2013)? La cultura incaica es una huella hermosa de lo que pudo ser una civilización impresionante, por no atreverse a decir perfecta (siendo muy utópicos), pero ¿qué ocurre, entonces? Tal vez ocurre que los peruanos, pese a tener un tesoro al costado, no sabemos valorarnos, y preferimos "mirar afuera", codiciar lo bueno del extranjero, pero no apreciar lo bueno en nosotros mismos (baja autoestima) y en nuestra gente (baja autoestima colectiva). En vez de apreciar al prójimo como peruano, lo minimizamos (ahí nuestra tendencia a cholear a medio mundo). Podría estar pasando que vemos en el prójimo, el otro peruano, a nosotros mismos y sólo apreciamos lo negativo porque supuestamente hay gente "mejor" allá afuera; y así viene nuestra frustración. Incluso, éste ensayo refleja la actitud frustrada del autor respecto a su grupo de pertenencia.
Asimismo, la educación peruana, más que una herramienta para progresar colectivamente, se vuelve un arma para alcanzar el "éxito" en un mundo hostil. Así se ve nuestro afán por estudiar, perfeccionarnos, adquirir conocimientos y beneficios para protegernos del otro peruano (visto como indeseable, espejo de uno mismo) y no basta con eso, hay que "chancarlo", "cagarlo" para ganar. Esta también es una característica autodestructiva de nuestra sociedad. ¿Qué estará mal en nuestro sistema educativo? En educación primaria, seguimos enseñando lo mismo de hace 100 años (con algunas mínimas variaciones como "El Dios de Jacob"). Los niños en la selva saben cuál es el ave emblema de la capital del país (el condor, ¿el condor?) pero no saben cazar aves y cocinarlas adecuadamente para una correcta nutrición. Los llamados nativos en Ucayali aprenden el valor de las monedas y se vuelven ágiles en calcular el precio de su mercadería pero no adquieren competencias estratégicas financieras y al final, los mestizos de un pueblo un poco más colonizado terminan estafándolos o dándoles el precio que "se les viene en gana", sólo por ser "más vivos" y hablar un poco más y "mejor" el español.
Por otro lado, la educación superior en la capital se vuelve un arma más que una herramienta. Tenemos en Lima, más universidades que cualquier ciudad de un país desarrollado, les ganamos en cantidad universitaria pero no en calidad. Y calidad no es sólo la última tecnología en crecimiento financiero sino también responsabilidad social, sentido ético y aporte social. La gente paga millares para adquirir estrategias de crecimiento económico pero jamás adquirió una noción ética del sentido social del mundo, una noción de aprecio por el prójimo. ¿De qué vale tener la metralleta más moderna si la vas a usar contra tu propia gente? Estas evidencias demuestran que tenemos que reconfigurar nuestra cultura y educación. Este artículo ha comunicado críticas, pero no nos quedemos allí. No sólo reportemos el problema, solucionémoslo. Empecemos por ideas ¿Alguna?
Links de referencias citadas (En proceso de citación):
http://ec.europa.eu/eurostat/statistics-explained/index.php/Quality_of_life_indicators_-_education
https://www2.warwick.ac.uk/fac/soc/al/globalpad/openhouse/interculturalskills/global_pad_-_what_is_culture.pdf
https://www.oecd.org/site/worldforum06/38303200.pdf
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/12172000