ARTICULO DE DISCUSION
"El día mundial de la felicidad no es el día de la carita feliz, ni de darse abrazos, tampoco de ver la mitad del vaso lleno, es el día de la carita preocupada porque la infelicidad se ha constituido en una pandemia mundial"
"El día mundial de la felicidad no es el día de la carita feliz, ni de darse abrazos, tampoco de ver la mitad del vaso lleno, es el día de la carita preocupada porque la infelicidad se ha constituido en una pandemia mundial"
Jorge Yamamoto - Especialista en investigación de la felicidad en el mundo.
Fotografia de libro de Julien Bourrelle, por Carlos Racchumi |
De acuerdo al Happy Planet Index Noruega, junto a otros países escandinavos, está en los primeros puestos de bienestar experimentado o felicidad mundial. Pero este artículo no se trata de alguna receta noruega para la felicidad (por cierto, el autor de este blog nunca ha estado en Noruega); sin embargo, la comunidad referida es una excelente evidencia de que tener siempre una sonrisa en el rostro no equivale a ser feliz. Al parecer, este pueblo escandinavo diferencia la felicidad permanente de la alegría momentánea que puede darnos el consumo de un estupefaciente, como se puede ver en la primera imagen. Julien Bourrelle, tras un acucioso estudio de la sociedad noruega, ha graficado en pocos trazos estados de ánimo básicos expresados en esta. El primer rostro de la izquierda en esta ilustración de Nicholas Lund simboliza a una persona feliz, tal como son los noruegos en un día regular de sus vidas. El ultimo rostro de la derecha puede simbolizar a lo que Jorge Yamamoto llama un "sonso alegre".
Hay estimulantes como la marihuana o el alcohol que impulsan la liberación de dopamina, serotonina y GABA, ya conocidos neurotransmisores de la felicidad. Por ende, en el corto plazo, dichos estimulantes dan una sensación de "querer quedarte así para siempre", por causa de un reajuste artificial en el sistema de recompensas del cerebro (Contreras y Mancillas, 2005). Lamentablemente, nuestro sistema del animo y sistema del placer son tan impredecibles que nada puede garantizarnos que estaremos de un humor determinado permanente por más de 3 o 4 días (por poner un número) con simplemente desearlo. Todos quisiéramos estar felices todo el tiempo, pero nuestro diseño psicobiológico es variable por motivos de adaptación y supervivencia humanas ancestrales (tema para discutir aparte). Sin embargo, en el mundo contemporáneo moderno, muchas personas se las han arreglado para alterar sus estados de ánimo, maximizar el placer y minimizar el displacer a toda costa. Esto, se insiste, no garantiza la felicidad.
Algunos estupefacientes ejercen lo que se llamaría un efecto rebote (Gastain, 2010); por ejemplo, el alcohol te hace sentir "feliz" ahora pero en horas o/y días siguientes ejerce un efecto depresor que puede durar más tiempo que lo deseado (Lewis y June, 1990); y también ocurren efectos negativos más agudos con otro tipo de drogas (Gordon y Devinsky 2001). Entonces, pretender construir una vida feliz con base en el consumo no monitoreado de alcohol puede llevarnos a excesos que aparentemente nos traerán bienestar a corto plazo, pero en realidad nos podrían estar llevando a una fosa sin salida llena de malestar de por vida. En síntesis, beber alcohol no trae felicidad, sólo una alegría o sonrisas pasajeras, y -de acuerdo a Bourrelle- los noruegos lo saben.
Las culturas escandinavas son mitificadas como emocionalmente frías; sin embargo, de acuerdo a estudios recientes -como se mencionó al inicio-, lideran la lista de países más felices. ¿Hay una contradicción? No. Se puede ser una persona seria y feliz a la vez; sin embargo, esto no quiere decir que debamos buscar la seriedad para ser felices. Si nacimos en una cultura "alegre" o "expresiva" como la latina por ejemplo, podemos ser más felices aún. En el norte de Sudamérica y el Caribe hay gente muy amable, sonriente y, de paso, muy feliz. Pero, como ya se mencionó, hay sociedades que no necesitan practicar la expresión de sus emociones positivas para ser felices, como ocurre en el norte de Europa o varias partes de Asia.
Por otro lado, hay sonrisas genuinas, que "nacen del corazón" así como sonrisas forzadas o llamémoslas "sonrisas Mcdonalds". Estas últimas se presentan en una persona que, por trabajo o deseabilidad social, se ve obligada a mostrar una sonrisa de oreja a oreja cuando está "llevando toda la procesión por dentro". No obstante, la sonrisa y la expresión explícita y abierta de la alegría tiene muchos beneficios para uno mismo y para nuestro entorno social. Sí, sonreír es bueno. Se ha comprobado que, aunque uno esté de malhumor, si hace el esfuerzo de sonreír, no sólo disminuye sus niveles de estrés (Seaward, 2009) sino también aumenta la sensación de bienestar temporal (se genera alegría) (Lane, Nadel, Ahern, Allen, Kaszniak & Kazniak, 2000). Asimismo, sonreír a la gente puede generar un impacto positivo en la sociedad. La France y Hecht (1995), de acuerdo a un interesante estudio, sugieren que las personas que sonríen tendrían más probabilidades de generar simpatía en otras personas, e incluso en contagiar su sonrisa (Hatfield, Cacioppo, Rapson & Clark,1992). Entonces, una buena opción es buscar sonreír por fuera pero también y sobre todo, por dentro.
La Alegría y la Tristeza compartiendo un momento feliz juntas. Imagen de película "Intensamente" |
Referencias online:
- http://www.medigraphic.com/pdfs/medsur/ms-2005/ms051a.pdf
- http://www.sciencedirect.com/science/article/pii/074183299090007Y
- Mehta G & (1988). Ethanol potentiation of GABAergic transmission in cultured spinal cord neurons involves gamma-aminobutyric acid-gated chloride channels. J Pharmacol Exp Ther;346:558–64.
- http://www.tandfonline.com/doi/abs/10.3200/GENP.133.4.329-335
- http://journals.sagepub.com/doi/abs/10.1177/0146167295213002
- Primitive emotional contagion. Hatfield, Elaine; Cacioppo, John T.; Rapson, Richard L. Clark, Margaret S. (Ed), (1992). Emotion and social behavior. Review of personality and social psychology, Vol. 14., (pp. 151-177). Thousand Oaks, CA, US: Sage Publications, Inc, xi, 311 pp.
- Seaward BL (2009). Managing Stress: Principles and Strategies for Health and Well-Being. Sudbury, Mass.: Jones and Bartlett:258
- Lane, L. Nadel, G. L. Ahern, J. Allen & Alfred W. Kaszniak (2000). Neural correlates of conscious emotional experience. Cognitive neuroscience of emotion (pp. 345–370). New York: Oxford University Press.